Hoy os contamos cómo dejar lista para pintar una de nuestras herramientas imprescindibles: el rodillo. Es importante que esté limpio y preparado y que no queden restos de una pintura anterior en caso de que no sea nuevo. Para ello, seguiremos estos sencillos consejos:
1. Para quitar las pelusas sobrantes (esto sirve tanto si el rodillo es nuevo como si no), pegaremos cinta adhesiva encima y al retirarla, ésta se llevará todas las partículas sobrantes y las pelusas que puedan estar sueltas. Esto facilitará que la pintura sobre la pared quede totalmente uniforme.
2. Si el rodillo es nuevo, antes de introducirlo por completo en la pintura, le aplicaremos esta con una brocha. Es decir, pintaremos el rodillo. De esta forma se habituará al material denso de la pintura y, una vez hecha la primera pasada con el rodillo 'pintado', podremos introducirlo en el cubo de pintura sin problema. Esto se debe a que la absorción de primeras en un rodillo nuevo es escasa, y hay que 'acostumbrarle' a la densidad de la pintura.
3. Para lavar el rodillo por completo una vez usado y dejarlo perfecto para al siguiente sesión de pintura, lo meteremos en agua fría y frotaremos con las manos hasta que se vaya todo el sobrante de pintura. Una vez limpio, lo dejaremos secar en un sitio en el que no le dé el sol y, pasados un par de días, lo meteremos en una bolsa de plástico para que conserve bien sus materiales y esté como nuevo para la siguiente mano.
Un rodillo bien conservado nos facilitará mucho la sesión de pintura y conseguiremos que ésta quede perfectamente uniforme en la pared.
1. Para quitar las pelusas sobrantes (esto sirve tanto si el rodillo es nuevo como si no), pegaremos cinta adhesiva encima y al retirarla, ésta se llevará todas las partículas sobrantes y las pelusas que puedan estar sueltas. Esto facilitará que la pintura sobre la pared quede totalmente uniforme.
2. Si el rodillo es nuevo, antes de introducirlo por completo en la pintura, le aplicaremos esta con una brocha. Es decir, pintaremos el rodillo. De esta forma se habituará al material denso de la pintura y, una vez hecha la primera pasada con el rodillo 'pintado', podremos introducirlo en el cubo de pintura sin problema. Esto se debe a que la absorción de primeras en un rodillo nuevo es escasa, y hay que 'acostumbrarle' a la densidad de la pintura.
3. Para lavar el rodillo por completo una vez usado y dejarlo perfecto para al siguiente sesión de pintura, lo meteremos en agua fría y frotaremos con las manos hasta que se vaya todo el sobrante de pintura. Una vez limpio, lo dejaremos secar en un sitio en el que no le dé el sol y, pasados un par de días, lo meteremos en una bolsa de plástico para que conserve bien sus materiales y esté como nuevo para la siguiente mano.
Un rodillo bien conservado nos facilitará mucho la sesión de pintura y conseguiremos que ésta quede perfectamente uniforme en la pared.
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